jueves, 31 de octubre de 2013

RELATOS EN CADENA SER - 2013 - RECICLAJE


                                                                                      RECICLAJE
 

 

Mientras su padre cerraba la tapa del contenedor, él, con un palo golpeaba las manos de su madre y las manitas de sus hermanas pequeñas, que luchaban por aferrarse al borde. Algunos dedos cayeron sobre la acera, los recogió y entreabriendo un pequeño resquicio los introdujo de nuevo.
 

Los gritos aumentaron de tal modo, que aún estando lejos de algún lugar habitado, hizo que padre e hijo, enfurecidos, destrabaran el contenedor con ruedas, lo lanzaran pendiente abajo, lo llevaran al borde del precipicio e introduciendo una botella prendida con líquido inflamable, lo precipitaran al vacío. Gritos y risas se mezclaron.
 

Cantando, saltando y golpeándose los talones se perdieron.

miércoles, 30 de octubre de 2013

RELATOS EN CADENA SER - 2013 - EQUILIBRIO INESTABLE


                                                                                       EQUILIBRIO INESTABLE
 

 

Mientras su padre cerraba la tapa del contenedor, ella saludaba con la mano desde la abertura lateral como todos los días, cuando  debajo de la estructura de cinco contenedores apilados, esperaba el hijo de ambos para ser llevado a la escuela.
 

Por la parte trasera y como buen funambulista que era y agarrado a la arista larga, con sus mallas ajustadas que dejaban entrever lo que iba a pasar, se balanceaba  para introducirse por la otra ventana, el vecino superior, en todos los sentidos.
 

La vecina del tercero se colocó los cascos pues el ruido de los Dry Van, eran peor que  los muelles de un somier viejo.
 

jueves, 24 de octubre de 2013

RELATOS EN CADENA SER - 2013 - CONTRAPPOSTO


                                                                                        CONTRAPPOSTO
 

 

Si papá, pero, ¿y esa?. Me gustan los chicos, no sé como decírtelo más claro. Además, es mayor, está pintada como una puerta y me da miedo su boca roja, parece el joker de Batman.
 

Mira, el gorila de la puerta está que te mueres, esos brazos hercúleos, duros como piedras, pero suaves al tacto, depilados, como a mí me gustan.
 
Parece una escultura griega, perfecta en la llamada curva praxiteliana, consistente en un elegante contrapposto.
 

Y qué paquete, solo de pensarlo, papá, me estoy excitando.

¡Auxilioo!, ¡Socorroo!, se ha desmayado.

martes, 15 de octubre de 2013

RELATOS EN CADENA SER - 2013 - ÉRASE UNA VEZ - UN CUENTO AL REVÉS


                                                                                   UN CUENTO AL REVÉS
 
 
Erase una vez…y en ese momento cerró los ojos quedándose dormida. Hoy ha estado más nerviosa, estaba agotada.  Me gusta como sonríe cuando le cuento el de Juan sin miedo, el de Blancanieves o el de los tres cerditos. Me agarra las manos como si no quisiera desprenderse de mí.
Mañana el de Pulgarcito, me acuerdo como me cantaba ella, su voz, suave y envolvente, “pachín, pachín, pachín, mucho cuidado con lo que hacéis, pachín, pachín, pachín a garbancito no piséis”.
 

Ahora soy yo el que subo el embozo y le doy un beso en la frente.

martes, 8 de octubre de 2013

V CONCURSO DE MICRORRELATOS GETAFE NEGRO - 2013 - EMMANUELLE


                                                                 EMMANUELLE
 

 

Demasiados asientos vacíos para un vuelo low-cost, así que mi nuevo amor  y yo decidimos emular a Emmanuelle, nos desnudamos y  la mantita por encima.
 

Me clavé en el culo un reborde picudo, de los reposabrazos que no subían bien, grité, vino el azafato y le pedí una aspirina. Las mantas eran pequeñas y se nos veían las carnes, pero para entonces todo nos daba igual, entre los asientos,  el de atrás  con la mano por dentro del pantalón.

Un neceser cayó de las alturas impactando en la espalda de ella y un gemido salió de su boca y  dije me voy contigo.
 

A punto estaba, cuando nuestro vecino delantero echó el asiento para dormir y cayó sobre mi cabeza, otra aspirina.
 

Grita mi pareja y por delante acude el azafato con otra aspirina y por detrás el carrito de las ventas se lleva la piel de mis piernas, yo aúllo y pido otra.

lunes, 7 de octubre de 2013

V CONCURSO DE MICRORRELATOS GETAFE NEGRO - 2013 - BON VOYAGE

CERTAMEN

Anterior Página 15 de 15 Siguiente

Bon voyage
Epífisis (2013-09-30 11:04:03)
               
Demasiados asientos vacíos para un vuelo low-cost, ahí me tenía que haber dado cuenta de que algo no iba bien. El cinturón hizo un ruido metálico al cerrarse tan fuerte que intenté abrirlo de nuevo y ya no pude. Me volví al resto de pasajeros y vi en sus caras los rostros de preocupación. Por la parte delantera empezaron a entrar seres deformes y desnudos, viscosos, purulentos, arrugados, con los pechos flácidos y colgantes ellas y los penes largos y gruesos como terceras piernas ellos.
  Estaba a mitad del avión, viendo como los pocos que estaban entre ellos y yo, iban siendo vejados, mutilados y chupados, mientras gritaban y la sangre inundaba el pasillo, que se deslizaba hacia mí mientras el aparato elevaba el vuelo. Poco quedaba para que fuera mi turno y un ser simiesco, verdoso y lleno de pústulas, extendió su miembro superior hacia mi brazo y agarrándome, me dijo:
 -¿Señorita, una copita de cava?

sábado, 5 de octubre de 2013

BODEGAS AZPILICUETA - POR AMOR AL VINO - CONCURSO DE MICRORRELATOS - REUNIÓN DE TRABAJO


 

BODEGAS AZPILICUETA - POR EL AMOR AL VINO - CONCURSO DE MICRORRELATOS - 2012 - REUNIÓN DE TRABAJO


                             REUNIÓN DE TRABAJO
 

 

-Llevamos tres horas discutiendo y aunque hemos comido bien, aquí no estamos por amor al trabajo. Dice la Brand Director repantigándose y al hacerlo deslizarse hasta chocar con la fotocopiadora que empieza a emitir hojas como una máquina tragaperras.
 

La Marketing Manager se echa a reír y gira en su sillón de cuero de cinco ruedas -Aquí estamos para leer este montón de micros y llevamos solo la mitad. Toma de la mesa un relato y comenta: -Mira, mira, éste habla del néctar de los dioses y no sé qué de los romanos, ja, ja.
 

La Manager Communicación, empujando con el culo su sillón, dice : - Chicas, estoy un poco piripi y ya no sé ni cuantas palabras eran. Tacones fuera.

Se suben a la mesa y lanzando al aire el paquete de relatos, la jefa coge uno al vuelo y gritan al unísono - "POR AMOR AL VINO"

viernes, 4 de octubre de 2013

NOTICIAS DEL CONCURSO DE MICRORRELATOS "POR AMOR AL VINO" - 2013

NOTICIAS

Facebook, Azpilicueta, Por amor al vino, Colección privada tinto, Félix Azpilicueta, Riedel, Rioja
Ya conocemos a los finalistas de nuestro concurso de microrrelatos "Por Amor al Vino"

Hoy ha concluido el plazo para participar el primer Concurso Azpilicueta de microrrelatos "Por Amor al Vino", que se ha desarrollado en nuestra página de Facebook. Los diez microrrelatos más votados pasan directamente a la final.
 
A partir de ahora, el jurado valorará la calidad de los textos para elegir a los 5 ganadores, cuyos nombres se harán públicos el próximo día 26 de diciembre a las 18:00 horas. Los afortunados recibirán un premio muy especial: un estuche Félix Azpilicueta Colección Privada, compuesto por una botella de Félix Azpilicueta Colección Privada Tinto y dos copas especialmente diseñadas por Riedel para Azpilicueta.
 
Los finalistas son: 
- Francisco José Martos Contreras (52 votos).
- Luis Ibáñez Puchal (33 votos).
- Covadonga Reverte (25 votos).
- Sara Nieto Yuste (20 votos).
- Gloria Edith Ocampo López (20 votos).
- Silvia A. García (19 votos).
- Alejandro Pozo de la Cámara (17 votos).
- Laura Garrido (17 votos).
- Daniel Orós (16 votos).
- Juan Luis Pozo (15 votos).

ESTA NOCHE TE CUENTO - OCTUBRE - CITA CON LA MUERTE - INFIERNO


                                                                     INFIERNO
 

 

Huele a azufre.
 

En el extremo de la larga sala, en una esquina, tres biombos delimitan un espacio donde se encuentra una cama y en ella un bulto se revuelve en las sábanas.

Cada vez que lo hace, parte de su carne queda pegada a ellas y el olor que desprende enmascara el de los vapores sulfurosos.
 

Las lámparas incandescentes  provocan sombras en el techo alto y al mirar sus pies, divisó dos ojillos rojizos nerviosos que desaparecieron bajo la sábana. No sentía dolor, pero si un asco que hacía que intentara ahuyentarla.

Se subió a su cuerpo y al rato apareció por el embozo, moviendo el hocico con restos de sangre y coágulos. Movía la cabeza compulsivamente, la nariz medio desprendida iba de un lado al otro, cuando en un movimiento raudo, la cazó al vuelo y saltó al suelo desapareciendo.
 

Le dijeron – Ve a Fontilles, te encantará, no querrás volver – recordó los años de tratamiento con termocauterios y galvanocauterios, el olor a su carne chamuscada, la pérdida progresiva de sus dedos, sus tumoraciones abiertas.
 

Por fin, cree llegada la hora, cierra los ojos y descansa.
 

Un ruido estridente de los biombos metálicos y despierta, otro día más.

 

jueves, 12 de septiembre de 2013

CONCURSO DE RELATOS DE CAZA - CAZAWORLD - AGOSTO 2013 - LA TORMENTA PERFECTA


                                                      La tormenta perfecta

 

Un amigo de la urbanización con un coto disponible en la sierra norte de Guadalajara, zona de Cogolludo, me ofreció un puesto de caza de jabalíes a buen precio y acordándome de mí cuñado, experto en monterías y trofeos, hablé con él y lo contraté.

Amanecer de sábado frío y lluvioso, yo que de cazar,  lo que me gusta es el almuerzo, el taco y las migas o caldereta, iba vestido como para ir al cine en la Gran Vía, pero con botas, recogí a mi cuñado que ese sí iba pertrechado con zahones, guerreras de camuflaje, escopetas y rifles varios, cuchillos de monte, asiento trípode, gorrito de cazador con pluma (el gorro, no él) y mochila con adminículos varios.
 

En Madrid caía un chaparrón y estuvimos a punto  de retirarnos, más nos valdría haberlo hecho. Con la esperanza de que en Arbancón hiciera mejor para la hora del desayuno, iniciamos la caza.

Con los comentarios típicos de cuando se va de caza, es decir los trofeos conquistados en los últimos años, las piezas cobradas en un día y aquél conejo saltarín del motel de mi Extremadura del año 1975, hicimos el recorrido.
 

Desayuno frugal para nuestro gusto, nada que ver con los torreznos de mi tierra, embutidos y cazalla de la de carraspear, la verdad que el puesto era barato, pero es que además no daban taco y nosotros no llevábamos avituallamiento de ningún tipo.

Sorteo de puestos y nos colocan en el borde de un camino rural a mitad de la sierra, piedras y pinos por arriba y por abajo, con una visibilidad de un trozo pequeño de terreno y lloviendo a raudales. Yo sin gorro, a la media hora, el agua se deslizaba por mi espalda hasta llegar al canal del culo, un frío de espanto, las manos en los bolsillos. Mi cuñado, horror, se había olvidado de los guantes y como tenía que coger las armas, los dedos los tenía como marmolillos y amoratados. Me dijo que si salía algún guarro, no podría disparar.
 

Le dejé dos calcetines de lana blancos de tenis largos que mi mujer, práctica ella, me había metido en mi mochilita por si se me mojaban los que llevaba puestos. Se olvidó de los calzoncillos, pantalones de franela de repuesto que los que llevaba para entonces estaban empapados y pesaban lo suyo.

Ver a mi cuñado agazapado, con el rifle y los calcetines blancos hasta más arriba de los codos, me produjo un ataque de risa histérica que me hicieron callar los de los puestos vecinos.

Mientras, no paraba de llover, no se oían ni a los perros, nosotros callados porque es un profesional, él atento y yo sentado en el trípode que casi se me introduce por el culo, por lo pequeño que es y por mi volumen enorme.
 

En éstas empiezo a oír como el ruido de las cigüeñas de la torre del pueblo de mi padre, me vuelvo y era el castañeteo de mi cuñado, que como tiene prótesis dentarias completas, parecían las castañuelas de Lucero Tena. Como soy su estomatólogo y familia política, disimulo, pero a la media hora los nervios estaban a punto de saltar.

Le pregunté si no llevaba el supercorega extraextraforte y al asentir, le dije venga, hombre.
 

Se quitó el guante como Rita Hayworth y otro ataque de carcajadas asoló la ladera, se puso triple dosis en las dentaduras, se las encajó y mordió con fuerza. Yo le miraba extasiado cuando vi que de sus comisuras rezumaba el gel, que se solidificó en un instante por el frío y se le quedó una sonrisa sardónica como al malo de Batman.
 

Durante el resto de la mañana, no fue capaz de articular palabra, vamos ni de abrir la boca, las cigüeñas habían volado, seguía lloviendo y nadie, persona o animal vimos, bueno a mi cuñado sí, pero no daba un pío.
 

Empecé a temblar yo y decidí retirarme a mi coche que estaba cerca a riesgo de recibir un tiro, que para entonces todo me daba igual y a mi cuñado también, pues no me replicó.

Cuando pasó el coche escoba, le seguimos pensando en la comida, pues estábamos hambrientos y ateridos. No se cazó nada, bueno, no se disparó un tiro, lo único una merluza del puesto 3 que debía ir pertrechado con petacas varias.

Con  la caldereta delante, el temblor de mis manos me impedía comer y pasó media hora hasta que pude entrar en calor. A mi cuñado le tuvimos que meter entre varios una cuchara y varios cuchillos romos entre las dentaduras y forzarlas hasta que con un crack sonoro que se volvió todo el restaurante, lo conseguimos.

La vuelta, sin hablarnos, ni poner música y pasamos de largo un motel que habíamos atisbado a la ida y que prometía conejos vivos y saltarines.
 

Al entrar en casa mi mujer me iba a echar la bronca como siempre, pero cómo me vería que me mimó y me dio friegas.

Al vecino le he retirado el saludo.

 

 

CONCURSO DE RELATOS DE CAZA - CAZAWORLD - AGOSTO 2013 - NOVIAZGO


                                                                                      NOVIAZGO
 

 

 

Recuerdo con nostalgia la cacería de hace 40 años en Monfragüe , en la finca Las Cansinas, propiedad de mi familia. Sería la tercera o cuarta vez que iba a ir a un puesto y por fin me daban una escopeta de mi abuelo Fernando de la Cámara, una Sarasqueta de dos cañones del armero eibarrés, preciosa y antigua, siempre guardada en su funda de piel.
 

Era una mancha familiar, con algún que otro invitado y las chanzas eran numerosas desde el almuerzo con migas y torreznos. Sorteo y a nosotros, un amigo mío y yo, tenientes médicos, nos tocó un buen puesto.

Con los vehículos nos acercamos al cortafuegos y empezamos a subir con los aparejos de caza y los tacos. Nos asentamos, controlamos los puestos contiguos y con la tensión en aumento, esperamos a las rehalas que hicieran su trabajo.
 

Al cabo de un tiempo, los ladridos de los perros, los gritos de los perreros, “ahí vaa”, el ruido de las jaras, nos iba sumiendo en un silencio, solo roto por los ruidos de mis tripas, mi amigo Javier, alerta con el rifle y yo tumbado con el taco entre las piernas y la escopeta al lado dormida.

Un crujido que iba en aumento y el no saber qué animal sería, igual un perro, de detrás nuestro rompió un guarro entre los dos y sin pensar le metí un tiro a bocajarro que le dejó seco diez metros más allá. Me emocioné, era mi primera pieza y no me lo creía. La culpa fue del jabalí, yo ni sabía, pero se empeñó.
 

Los familiares de los puestos vecinos, empezaron a divulgar que ya había novio para la cena y yo temía lo que me iban a hacer, pues había oído cosas horribles, hasta marcar a una persona en medio de la borrachera.

El resto de la jornada transcurrió con el abatimiento de algún venado y otros guarros y la recogida fue ardua en algunos lugares.

La comida, una fabada y toda mi familia metiéndose conmigo y dándome de beber, para darme ánimos. A los postres mi descernimiento era ya escaso, cuando me amarraron con unas cadenas y comenzaron a echarme unos huevos en la cabeza junto a la sangre del animal y tazas de harina. Parecía Bob Marley con las rastas.
 

El fiscal hizo su alegato, que si era un asesino, que le había hecho sufrir, que tenía jabatos, en fin una congoja, menos mal que el defensor puso mucho énfasis en decir que estaba enfermo y que como atenuante el alcohol y al ser militar que pensé que era el enemigo.

Lo peor fue cuando uno  de mis tíos quiso cortarme un mechón, pero me hice entender que en Enero volvía a la Academia de Sanidad Militar y no podía ir con un trasquilón, pues la sala de banderas se abriría para mí.

Yo lloraba con grandes gestos y decía que lo sentía y me absolvieron, con lo que al soltarme abracé a todos los que pude y embadurné a casi todos.

La noche clara de Diciembre en mi Extremadura, el fuego de una buena chimenea y la charla tranquila, con unos vasitos de cualquier cosa y no le pido nada más a la vida.
 

Bueno, ahora ya no, soy montero desde entonces.

domingo, 25 de agosto de 2013

CUARTO CONCURSO DE RELATOS BREVES HOTELES EUROSTARS - 2013 - TRES JUBILEOS


 


                                                                                  TRES JUBILEOS

 

He recibido tres jubileos por ahora.
A mediados del siglo pasado, allá por el año de 1.965, a la sazón yo con 13 años, estuve en La Ramallosa en un convento de monjas habilitado para campamento de verano, procedente del colegio Sagrados Corazones de Madrid.
Por aquel entonces, yo tenía una máquina de fotos "Brownie Fiesta" de Kodak, con la que tomé las 12 fotografías en blanco y negro que contenía el carrete.
 

 
Comíamos de rancho y muy rico, por cierto (para otras cosas no sé, pero para la cocina, las monjas tienen muy buenas manos).
Un grupo de unos 100 escolares en plena adolescencia nos mortificábamos cada noche, (con Franco se llamaba más o menos así, hoy día tiene otro nombre y la médula no se reblandece) Desde Playa América se veían las luces de San Telmo y los fuegos fatuos por encima del convento.
La Santa Compaña, buscando paseantes nocturnos por los caminos para que se unieran a Ella, (Hoy se llama "hacer botellón").

Fuimos de excursión a Santiago y recibimos la" gracia del jubileo" que consistió en una indulgencia plenaria. Se nos perdonaron todos nuestros pecados. A mi regreso a Madrid, en la Estación de Príncipe Pío al bajar del tren, mi madre me dijo que tenía un "halo de
FILTRO

Mejor puntuados

Últimos añadidos

Más comentados  santidad" alrededor de la cabeza. Me volví y un rayo del sol que se estaba poniendo produjo un destello en mis ojos que me hizo daño y ... LLORÉ.


En el verano de 1982, ya era independiente. El dinero me quemaba en el bolsillo, y ya casado y junto a otra pareja (vivían en pecado), decidimos recorrer Galicia y conseguir el jubileo.
Decidimos ir de Camping. Unos mejor que otros, las lluvias nocturnas, el barro en el coche, la tienda creció durante el viaje, al final no cabía en el maletero. Las noches, ¡qué noches!, eran un jubileo continuo. Se mezclaban los ruidos, los olores.... no se sabía de qué tienda procedían, pero desde la distancia se veían los fuegos fatuos y los de San Telmo mezclados. La Santa Compaña escuchaba "son tus perjúmenes mujer....", en un transistor.
Mi máquina de fotos era ya en color, hice otras doce.

Fuimos a Santiago, recibimos el jubileo a medias, pues nos saltamos una de las condiciones, pero como los que estaban en pecado eran la otra pareja, pues peor para ellos.
Ya entonces empezamos a comer marisco: sardinas, mejillones, y un día pulpo.
Pasé por la Ramallosa, se me metió un mosquito en el ojo y.....LLORÉ.



En el siglo actual, en el año de 2010, estuve con mi mujer (la misma) en el Hotel Eurostars  en A Coruña. Tenía un baño enorme sólo para los dos.
Me vino a la memoria la experiencia de los baños comunales del Camping. Todos los usuarios con su bolsita de aseo, haciendo cola (grupo de gente en orden, uno detrás de otro), moviéndose a saltitos. Luego cuando entrabas y te "medio sentabas", veías la cola (grupo de gente en orden....) de los que estaban fuera, a través de aquellas puertas de persiana.
Los entendidos dicen que desde fuera no te ven, pero yo soy incrédulo y no podía concentrarme, con aquellas toses nerviosas y los golpecitos con el pie en el suelo.
Mi máquina de fotos es ya digital. Tiene una tarjeta de 4 gigas, pero he hecho 12 fotos.
Por fin he comido marisco de verdad.

Fuimos a Santiago y entre que no cumplimos las tres condiciones, ¡vaya colas! (grupo de gente.....) y que, o nuestros pecados son veniales, o son sin querer, o ya no me acuerdo, nos dieron la indulgencia sin más.
Y sentado en el cómodo inodoro de la habitación de mi hotel, no con "fuegos fatuos", pero sí con "flato" que vivan los callos con garbanzos... LLORÉ.



Este es mi relato de 3 viajes a Santiago a lo largo de mi vida, en 1965, 1982 y 2010.
En el 2021 volveré.
No sé si el "jubileo" ganaré, pero sí "jubilado".
No sé si alguna foto haré, y si tendré algún pecado..
Pero creo que un buen hotel habitaré....
y entonces... LLORARÉ.