jueves, 12 de septiembre de 2013

CONCURSO DE RELATOS DE CAZA - CAZAWORLD - AGOSTO 2013 - LA TORMENTA PERFECTA


                                                      La tormenta perfecta

 

Un amigo de la urbanización con un coto disponible en la sierra norte de Guadalajara, zona de Cogolludo, me ofreció un puesto de caza de jabalíes a buen precio y acordándome de mí cuñado, experto en monterías y trofeos, hablé con él y lo contraté.

Amanecer de sábado frío y lluvioso, yo que de cazar,  lo que me gusta es el almuerzo, el taco y las migas o caldereta, iba vestido como para ir al cine en la Gran Vía, pero con botas, recogí a mi cuñado que ese sí iba pertrechado con zahones, guerreras de camuflaje, escopetas y rifles varios, cuchillos de monte, asiento trípode, gorrito de cazador con pluma (el gorro, no él) y mochila con adminículos varios.
 

En Madrid caía un chaparrón y estuvimos a punto  de retirarnos, más nos valdría haberlo hecho. Con la esperanza de que en Arbancón hiciera mejor para la hora del desayuno, iniciamos la caza.

Con los comentarios típicos de cuando se va de caza, es decir los trofeos conquistados en los últimos años, las piezas cobradas en un día y aquél conejo saltarín del motel de mi Extremadura del año 1975, hicimos el recorrido.
 

Desayuno frugal para nuestro gusto, nada que ver con los torreznos de mi tierra, embutidos y cazalla de la de carraspear, la verdad que el puesto era barato, pero es que además no daban taco y nosotros no llevábamos avituallamiento de ningún tipo.

Sorteo de puestos y nos colocan en el borde de un camino rural a mitad de la sierra, piedras y pinos por arriba y por abajo, con una visibilidad de un trozo pequeño de terreno y lloviendo a raudales. Yo sin gorro, a la media hora, el agua se deslizaba por mi espalda hasta llegar al canal del culo, un frío de espanto, las manos en los bolsillos. Mi cuñado, horror, se había olvidado de los guantes y como tenía que coger las armas, los dedos los tenía como marmolillos y amoratados. Me dijo que si salía algún guarro, no podría disparar.
 

Le dejé dos calcetines de lana blancos de tenis largos que mi mujer, práctica ella, me había metido en mi mochilita por si se me mojaban los que llevaba puestos. Se olvidó de los calzoncillos, pantalones de franela de repuesto que los que llevaba para entonces estaban empapados y pesaban lo suyo.

Ver a mi cuñado agazapado, con el rifle y los calcetines blancos hasta más arriba de los codos, me produjo un ataque de risa histérica que me hicieron callar los de los puestos vecinos.

Mientras, no paraba de llover, no se oían ni a los perros, nosotros callados porque es un profesional, él atento y yo sentado en el trípode que casi se me introduce por el culo, por lo pequeño que es y por mi volumen enorme.
 

En éstas empiezo a oír como el ruido de las cigüeñas de la torre del pueblo de mi padre, me vuelvo y era el castañeteo de mi cuñado, que como tiene prótesis dentarias completas, parecían las castañuelas de Lucero Tena. Como soy su estomatólogo y familia política, disimulo, pero a la media hora los nervios estaban a punto de saltar.

Le pregunté si no llevaba el supercorega extraextraforte y al asentir, le dije venga, hombre.
 

Se quitó el guante como Rita Hayworth y otro ataque de carcajadas asoló la ladera, se puso triple dosis en las dentaduras, se las encajó y mordió con fuerza. Yo le miraba extasiado cuando vi que de sus comisuras rezumaba el gel, que se solidificó en un instante por el frío y se le quedó una sonrisa sardónica como al malo de Batman.
 

Durante el resto de la mañana, no fue capaz de articular palabra, vamos ni de abrir la boca, las cigüeñas habían volado, seguía lloviendo y nadie, persona o animal vimos, bueno a mi cuñado sí, pero no daba un pío.
 

Empecé a temblar yo y decidí retirarme a mi coche que estaba cerca a riesgo de recibir un tiro, que para entonces todo me daba igual y a mi cuñado también, pues no me replicó.

Cuando pasó el coche escoba, le seguimos pensando en la comida, pues estábamos hambrientos y ateridos. No se cazó nada, bueno, no se disparó un tiro, lo único una merluza del puesto 3 que debía ir pertrechado con petacas varias.

Con  la caldereta delante, el temblor de mis manos me impedía comer y pasó media hora hasta que pude entrar en calor. A mi cuñado le tuvimos que meter entre varios una cuchara y varios cuchillos romos entre las dentaduras y forzarlas hasta que con un crack sonoro que se volvió todo el restaurante, lo conseguimos.

La vuelta, sin hablarnos, ni poner música y pasamos de largo un motel que habíamos atisbado a la ida y que prometía conejos vivos y saltarines.
 

Al entrar en casa mi mujer me iba a echar la bronca como siempre, pero cómo me vería que me mimó y me dio friegas.

Al vecino le he retirado el saludo.

 

 

CONCURSO DE RELATOS DE CAZA - CAZAWORLD - AGOSTO 2013 - NOVIAZGO


                                                                                      NOVIAZGO
 

 

 

Recuerdo con nostalgia la cacería de hace 40 años en Monfragüe , en la finca Las Cansinas, propiedad de mi familia. Sería la tercera o cuarta vez que iba a ir a un puesto y por fin me daban una escopeta de mi abuelo Fernando de la Cámara, una Sarasqueta de dos cañones del armero eibarrés, preciosa y antigua, siempre guardada en su funda de piel.
 

Era una mancha familiar, con algún que otro invitado y las chanzas eran numerosas desde el almuerzo con migas y torreznos. Sorteo y a nosotros, un amigo mío y yo, tenientes médicos, nos tocó un buen puesto.

Con los vehículos nos acercamos al cortafuegos y empezamos a subir con los aparejos de caza y los tacos. Nos asentamos, controlamos los puestos contiguos y con la tensión en aumento, esperamos a las rehalas que hicieran su trabajo.
 

Al cabo de un tiempo, los ladridos de los perros, los gritos de los perreros, “ahí vaa”, el ruido de las jaras, nos iba sumiendo en un silencio, solo roto por los ruidos de mis tripas, mi amigo Javier, alerta con el rifle y yo tumbado con el taco entre las piernas y la escopeta al lado dormida.

Un crujido que iba en aumento y el no saber qué animal sería, igual un perro, de detrás nuestro rompió un guarro entre los dos y sin pensar le metí un tiro a bocajarro que le dejó seco diez metros más allá. Me emocioné, era mi primera pieza y no me lo creía. La culpa fue del jabalí, yo ni sabía, pero se empeñó.
 

Los familiares de los puestos vecinos, empezaron a divulgar que ya había novio para la cena y yo temía lo que me iban a hacer, pues había oído cosas horribles, hasta marcar a una persona en medio de la borrachera.

El resto de la jornada transcurrió con el abatimiento de algún venado y otros guarros y la recogida fue ardua en algunos lugares.

La comida, una fabada y toda mi familia metiéndose conmigo y dándome de beber, para darme ánimos. A los postres mi descernimiento era ya escaso, cuando me amarraron con unas cadenas y comenzaron a echarme unos huevos en la cabeza junto a la sangre del animal y tazas de harina. Parecía Bob Marley con las rastas.
 

El fiscal hizo su alegato, que si era un asesino, que le había hecho sufrir, que tenía jabatos, en fin una congoja, menos mal que el defensor puso mucho énfasis en decir que estaba enfermo y que como atenuante el alcohol y al ser militar que pensé que era el enemigo.

Lo peor fue cuando uno  de mis tíos quiso cortarme un mechón, pero me hice entender que en Enero volvía a la Academia de Sanidad Militar y no podía ir con un trasquilón, pues la sala de banderas se abriría para mí.

Yo lloraba con grandes gestos y decía que lo sentía y me absolvieron, con lo que al soltarme abracé a todos los que pude y embadurné a casi todos.

La noche clara de Diciembre en mi Extremadura, el fuego de una buena chimenea y la charla tranquila, con unos vasitos de cualquier cosa y no le pido nada más a la vida.
 

Bueno, ahora ya no, soy montero desde entonces.

domingo, 25 de agosto de 2013

CUARTO CONCURSO DE RELATOS BREVES HOTELES EUROSTARS - 2013 - TRES JUBILEOS


 


                                                                                  TRES JUBILEOS

 

He recibido tres jubileos por ahora.
A mediados del siglo pasado, allá por el año de 1.965, a la sazón yo con 13 años, estuve en La Ramallosa en un convento de monjas habilitado para campamento de verano, procedente del colegio Sagrados Corazones de Madrid.
Por aquel entonces, yo tenía una máquina de fotos "Brownie Fiesta" de Kodak, con la que tomé las 12 fotografías en blanco y negro que contenía el carrete.
 

 
Comíamos de rancho y muy rico, por cierto (para otras cosas no sé, pero para la cocina, las monjas tienen muy buenas manos).
Un grupo de unos 100 escolares en plena adolescencia nos mortificábamos cada noche, (con Franco se llamaba más o menos así, hoy día tiene otro nombre y la médula no se reblandece) Desde Playa América se veían las luces de San Telmo y los fuegos fatuos por encima del convento.
La Santa Compaña, buscando paseantes nocturnos por los caminos para que se unieran a Ella, (Hoy se llama "hacer botellón").

Fuimos de excursión a Santiago y recibimos la" gracia del jubileo" que consistió en una indulgencia plenaria. Se nos perdonaron todos nuestros pecados. A mi regreso a Madrid, en la Estación de Príncipe Pío al bajar del tren, mi madre me dijo que tenía un "halo de
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Más comentados  santidad" alrededor de la cabeza. Me volví y un rayo del sol que se estaba poniendo produjo un destello en mis ojos que me hizo daño y ... LLORÉ.


En el verano de 1982, ya era independiente. El dinero me quemaba en el bolsillo, y ya casado y junto a otra pareja (vivían en pecado), decidimos recorrer Galicia y conseguir el jubileo.
Decidimos ir de Camping. Unos mejor que otros, las lluvias nocturnas, el barro en el coche, la tienda creció durante el viaje, al final no cabía en el maletero. Las noches, ¡qué noches!, eran un jubileo continuo. Se mezclaban los ruidos, los olores.... no se sabía de qué tienda procedían, pero desde la distancia se veían los fuegos fatuos y los de San Telmo mezclados. La Santa Compaña escuchaba "son tus perjúmenes mujer....", en un transistor.
Mi máquina de fotos era ya en color, hice otras doce.

Fuimos a Santiago, recibimos el jubileo a medias, pues nos saltamos una de las condiciones, pero como los que estaban en pecado eran la otra pareja, pues peor para ellos.
Ya entonces empezamos a comer marisco: sardinas, mejillones, y un día pulpo.
Pasé por la Ramallosa, se me metió un mosquito en el ojo y.....LLORÉ.



En el siglo actual, en el año de 2010, estuve con mi mujer (la misma) en el Hotel Eurostars  en A Coruña. Tenía un baño enorme sólo para los dos.
Me vino a la memoria la experiencia de los baños comunales del Camping. Todos los usuarios con su bolsita de aseo, haciendo cola (grupo de gente en orden, uno detrás de otro), moviéndose a saltitos. Luego cuando entrabas y te "medio sentabas", veías la cola (grupo de gente en orden....) de los que estaban fuera, a través de aquellas puertas de persiana.
Los entendidos dicen que desde fuera no te ven, pero yo soy incrédulo y no podía concentrarme, con aquellas toses nerviosas y los golpecitos con el pie en el suelo.
Mi máquina de fotos es ya digital. Tiene una tarjeta de 4 gigas, pero he hecho 12 fotos.
Por fin he comido marisco de verdad.

Fuimos a Santiago y entre que no cumplimos las tres condiciones, ¡vaya colas! (grupo de gente.....) y que, o nuestros pecados son veniales, o son sin querer, o ya no me acuerdo, nos dieron la indulgencia sin más.
Y sentado en el cómodo inodoro de la habitación de mi hotel, no con "fuegos fatuos", pero sí con "flato" que vivan los callos con garbanzos... LLORÉ.



Este es mi relato de 3 viajes a Santiago a lo largo de mi vida, en 1965, 1982 y 2010.
En el 2021 volveré.
No sé si el "jubileo" ganaré, pero sí "jubilado".
No sé si alguna foto haré, y si tendré algún pecado..
Pero creo que un buen hotel habitaré....
y entonces... LLORARÉ.

 

viernes, 9 de agosto de 2013

CUARTO CONCURSO DE RELATOS BREVES - EUROSTARS HOTELS - PAQUETE ROMÁNTICO


                                                              PAQUETE ROMÁNTICO


Hace un día precioso en Madrid, desde la planta 14 del Hospital la Paz y frente a la ventana,  la visión de la ciudad es fantástica, se ven las cuatro torres y en una de ellas, el Hotel Eurostars Madrid Towers.
Si alguien entrara por la puerta me vería con los brazos abiertos como intentando acogerla  entre ellos, craso error, los tengo en sendos cabestrillos o aviones como se decía antes.

Estoy escribiendo con la única mano sana y libre que tengo y malamente, pues el resto o está escayolado o con vendajes. Pensaba haber pasado un día muy especial y con mucho sexo y lo único que noto en mi miembro es la sonda urinaria, uretral o de Foley.

Me molesta mucho y esta mañana cuando ha venido la auxiliar, que qué mala suerte tenía bigote y muchos más años que yo, se lo he dicho y ella me lo ha cogido sin miramientos, se ha dado cuenta que llevaba todavía puesto el anillo constrictor con vibrador clitoridiano,  que gracias a Dios se había quedado sin pilas y que por debajo tiene un cordón con una bolita de bronce para la estimulación anal y me lo ha arrancado de malos modos y me lo ha lavado con jabón que escocía y me decía que era para quitar el barrillo que se queda en el reborde de la sonda.  He estado por decirla que se quitara el barrillo que tenía ella en los belfos con piedra pómez.

Paquete romántico, ja, ja y ja.

Reserva desde hace un mes en una junior suite, con fresas con chocolate, botella de cava y desayuno buffet y sin saberlo ella, mi mujer, 60 años estupendos y 36 de casados conmigo. Creo que lo sabía, porque cuando me arrimaba me decía, el 3, el 3.

Sorpresa, se lo digo el viernes y esa noche, tampoco, mañana, mañana como el Mota.

Como la entrada era a las tres de la tarde, decidimos comer de camino, en una marisquería de Santa Engracia y allí cayeron unos albariños, se le había olvidado las gomas del pelo para el spa y entramos en un chino, le compré una braguita blanca sexy de puntillas por dos euros, yo notaba  una tensión en la entrepierna y deseaba estar ya en la habitación.

En recepción yo le decía a la señorita, venga, venga y me dice, vaya, vaya al lobby que le van a dar unas copitas de cava. Mi mujer, que rico y fresquito, hazme una foto y yo, mira, que no estamos para perder el tiempo.

Ella, que no está acostumbrada, estaba un poco achispada y yo ya no la entendía del todo y cuando entramos en la habitación, vacié todos los geles que había, también el de afeitar y empecé a llenar la bañera de hidromasaje, puse la música erótica que llevaba descargada desde un mes antes, abrí la botella de cava y nos tomamos otras dos copas. La dejé apoyada en el sofá y la desnudé.

Me fui a la habitación, hice lo mismo y volví como Capitán General con mando en plaza, bueno, como recluta presentando armas y con un anillo constrictor.

Me empujó al sillón, me dijo que esperara, se fue por la puerta del baño, volvió con la braguita en la cabeza y el cacharro con el chocolate caliente y las fresas, tropezó en un mueble y me lo volcó todo en la bandera izada.

El grito, aterrador, se debió de oír en todo el hotel, me miré y al vérmelo todo achocolatado, me incorporé en un santiamén, por momentos veía ampollas.

Me dirigí al baño y al ver la espuma, que empezaba a salirse por el pasillo, me metí dentro de la bañera y sería por los nervios o por el exceso de geles, comencé a correr como en las películas de cine mudo y al querer sujetarme me proyecté al exterior, hasta contactar con la televisión de plasma, que cayó estrepitosamente.

Mi mujer seguía en el sofá cuando por la puerta entraron el de seguridad, seguido de varias mujeres del hotel y algunos clientes de las habitaciones contiguas alertadas por el escándalo.

Yo tumbado, inhiesto todavía pero con un color como de cubano en el tono, no en el tamaño, miraba atontado, mientras me cogían entre varios y me bajaron en el montacargas para llevarme a La Paz.

Y aquí estoy, solo en la habitación, mi mujer dice que se avergüenza y que no viene y yo con ganas de hacer pis y con miedo de que venga la de antes.

Toco el timbre para que venga la auxiliar, al rato se abre la puerta y entra un armario de dos cuerpos de mujer y me dice con una voz de camionero:

-“Dobroye utro”.-“¿Chto s toboi?” *



                                                                                  *Buenos días ¿Qué te pasa?  En ruso

viernes, 2 de agosto de 2013

ESTA NOCHE TE CUENTO - 2013 - AGOSTO - INSECTOS - ARDOR ESTIVAL


                                                                 ARDOR ESTIVAL
 
El mosquito hembra tiene el orificio genital lubricado con las feromonas de sus ovarios y observa en el  árbol un enjambre de machos, con sus dos conductos deferentes inhiestos, con un zumbido excitante y tarareando el vuelo del moscardón de Korsakov. A través de sus ojos compuestos y como un mosaico de imágenes eróticas, se lanza en picado, copula salvajemente con tres machos de buen ver, en una orgía de miles.
 

Se deja caer en un charquito en el césped y chapotea.

Debe chupar un poco de sangre, para su metamorfosis.
 

Por la noche, desde la pared intuye a sus huéspedes, porque no se les ve, pero sabe que están haciendo lo que ella hace unas horas, pues a sus órganos sensoriales le llega el anhídrido carbónico exhalado, la humedad, el calor y el sudor corporal.

Se acerca y vuela en zigzag  alrededor de los humanos pero el aleteo de unas manos le hacen huir volando.
 De repente una oleada de calor y los cuerpos se aquietan y aprovecha para hundir los estiletes de su mandíbula en el glúteo y a la vez, una mano tatúa su silueta en la piel, mientras una gota de sangre se dirige al canalillo.
 
 
 
 
 
 

miércoles, 31 de julio de 2013

MICRORRELATOS DE VIAJES EN LA VENTANA - CADENA SER - 2013 - FIESTAS - SAN ROQUE


                                                                                             SAN  ROQUE
 

 Aquél agosto del 65, en la pista de baile, entró un soldado con  el chapiri con su borla en la hombrera.
 

La banda tocaba un pasodoble y yo, sentada en una silla.
 

Era Roque, de permiso de la mili. Estaba muy cambiado, guapo y repeinado, diferente de aquel año en la era, una noche de luna llena.
 
 

Acodado en la barra, se tomó un quinto y se volvió. Me vio y con pasos lentos vino a mí.
 

Mi corazón me golpeaba el pecho mientras mis amigas me daban codazos. Se agachó y me pidió bailar y yo le dije, no.
 

viernes, 26 de julio de 2013

V CONCURSO DE MICRORRELATOS SOBRE ABOGADOS - JUNIO - 2013 - ALEGACIONES

Palabras obligadas: Lucro, embargo, persecución, espejo y bebé
                                                 
 
 
 
                                                                             ALEGACIONES


 
 

Cuando cogí el coche, Sr. Juez no vi el bebé que estaba en el asiento de detrás. Juro por mis muertos que no era mi intención secuestrar al niño, me encantan y juego con mis hermanos pequeños.
 

Aceleré pues un vehículo policial inició mi persecución y cómo el madero iba que te cagas, yo en las rotondas entraba derrapando, entonces unas risas hicieron que mirara al espejo retrovisor y me encontré con una carita que reía al moverse de lado a lado.
 

Llevo muchos años en la delincuencia para saber que lo que yo hago es hurto de uso y no tengo intención de lucro. Una vuelta, magreo con la choni y a casita.
 

Sin embargo pido perdón y como atenuante además de comprarle chuches cuando tuve un rato libre Sr. Juez, decir que se lo pasó muy guay.
 

domingo, 21 de julio de 2013

MICRORRELATOS DE VIAJES EN LA VENTANA - 2013 - CARRETERAS SECUNDARIAS - MI PUEBLO


                                                                                           MI PUEBLO
 

 Entre mi pueblo y el vecino no había más de dos kilómetros y la carretera que los unía discurría entre huertas delimitadas por paredes de piedra y prados más extensos.
 

La pandilla, en el verano y mientras los mayores se echaban la siesta, con un calor que se caían hasta los pajaritos, cogíamos las bicis y nos dedicábamos a comer fruta de los árboles, sin el permiso de los dueños.
 
 

Recuerdo el sabor de los membrillos verdes en el paladar, la sandía caliente y los escarceos sexuales torpes en la ribera del arroyo y no sé en qué orden.