viernes, 30 de noviembre de 2012

NECROFILIA - TERROR - 2012 - NOVIEMBRE


 
                                   necrofilia
                                                            

Año 1973, Facultad de Medicina, mi primera práctica en la asignatura de Anatomía Humana, me iba a marcar de por vida y por eso estoy todavía en la cárcel, catorce años después.
 
Primero nos llevaron por el museo de los horrores que tiene la cátedra, el bedel de nombre Aurelio, una persona mayor, enjuta y ligeramente encorvada que nos precedía por los pasillos, encendiendo unas pobres luces y haciendo ruido con el gran manojo de llaves.
 

Llegó a una puerta negra y con una llave herrumbrosa la abrió, entró y con la mano bajó una palanca e inmediatamente se fueron encendiendo unos fluorescentes hasta dejar iluminado un recinto enorme con grandes vitrinas y armarios de madera como de otra época.
 

Empezamos a pasear entre los expositores y a izquierda y derecha, grandes frascos llenos de un líquido amarillento y turbio dejaban ver cabezas cortadas por la mitad, apreciándose el cerebro, los dientes y la lengua en una mueca de asco y terror.
 

Otros frascos de diversos tamaños con fetos en diferente momento de evolución, con sus posturas encogidas y el cordón umbilical como el cable de los astronautas, que a veces por las irisaciones del líquido y la iluminación parecían moverse.
 

Yo me iba encogiendo según avanzaba por el pasillo y al dar la vuelta , en una especie de rotonda estaban los abortos monstruosos, con dos cabezas, varios miembros, parte de un cuerpo que emerge de otro y una cabeza de un bebé precioso al que le faltaba la calota craneal dejando ver las circunvalaciones cerebrales.
 

Me apoyé en el lateral de una de las vitrinas medio mareada y entre dos compañeros me llevaron a una bancada de madera y siguieron su paseo.

Cuando me estaba recuperando, levanté mis ojos y en el cristal de enfrente me vi con los brazos apoyados en mi falda y tras mi imagen que se fue difuminando, empezó a definirse una multitud de tarros grandes con penes y testículos de diversos tamaños y formas que flotaban libremente. Me doy la vuelta asqueada y a mi espalda troncos de mujer cortados longitudinalmente, dejando ver los labios, vaginas y úteros, uno de ellos con un pequeño embrión.

Me levanté con la intención de huir de allí, pero me tropecé con algo y caí, perdiendo la consciencia.
 
 

No sé cuánto tiempo pasó, pero al abrir los ojos una especie de sábana dejaba entrever una luz a su través. Me quise tocar la nuca porque me dolía pero unas cuerdas o bandas en mis muñecas me lo impidieron. Notaba frío en el cuerpo y la sensación de estar desnuda y encima de una mesa de mármol, además creo que me había orinado. Las piernas, abiertas tampoco podía moverlas.

Al rato, noté como alguien me tocaba a través de la tela, como me pellizcaba los pezones e introducía algo en mi. Grité cuanto pude, pero una mano me tapó la boca y una sombra se acercó a mi oreja y me susurró - Estás sola, les he dicho que como te encontrabas mal te habías ido, nadie sabía tu nombre.

Se deslizó la sábana hacia abajo y apareció ante mí el bedel, que introduciéndome una gasa en la boca, se retiró hacia una mesa auxiliar y mientras caminaba pude levantar un poco la cabeza y ver que estaba desnudo. Puso un LP en un tocadiscos y empezó a cantar Alice Cooper la canción "I live the dead" y dándose la vuelta y bailando se acercaba a mi balanceando su pene enhiesto de un lado a otro.

- No te preocupes querida. Me dijo al oído.- Me gustarás más cuando estés muerta, ahora solo voy a jugar contigo.
 

Ahogándome e intentando escapar, no dejaba de moverme y él de tocarme y pegarme. Acercó una mesa con ruedas y de un tarro de cristal sacó un pene enorme y verdoso que me introdujo lo que pudo a pesar de mi resistencia y lo dejó dentro. Yo notaba como los fluidos me resbalaban por los muslos y él se reía.

Cogió un bisturí y con suavidad me lo pasaba por todo el cuerpo, no sentía dolor pero sí notaba como la sangre caliente huía de mi ser.

Tres días me tuvo así, atada, sin comer ni beber y haciendo lo que se le ocurría con mi cuerpo, venía a deshora y yo no podía saber si era de noche o de día.

Una vez me dejó un feto abortivo sin media cabeza, maloliente, al lado de la mía, cuando se fue conseguí empujarlo fuera de la mesa de mármol y sonó en el suelo como un golpe seco que me desgarró el corazón. Deseaba morir, no quería continuar sufriendo el maltrato de ese monstruo y pensar lo que me deparaba el futuro me producía un terror indescriptible.
 

Decidí intentar provocarle para que me matara y así terminar mi agonía y en cuanto apareció, me puse a insultarlo con las peores palabras que acudían a mi mente.

Se echó a reír y tomando el bisturí se dedicó a cortarme, pero esta vez yo me revolvía e intentaba desestabilizarle y en un momento y sin que él se diera cuenta dio un tajo a la banda de mi muñeca derecha, disimulé y en un descuido mi mano asió un botador que introduje por su ojo izquierdo hasta el mango. Cayó hacia atrás y entró en convulsión.
 

Me incorporé y cogiendo el bisturí me liberé del resto y me dejé caer al suelo, sin fuerzas por la pérdida de sangre y la inanición.
 
 
 
 

Repté hacia la bestia que seguía convulsionando, saqué el botador de la órbita y un chorro de sangre me cayó en la cara. Bebí y me lavé en una pila y volviendo donde estaba le até con esparadrapos después de desnudarlo.

Con su ojo sano me miraba con terror y lo cerraba fuertemente, así que con el bisturí le rebané los párpados, quería que me viera todo el rato.

Le fui desollando con paciencia y delicadeza durante horas y al llegar a sus órganos se los extirpé, dejando que se desangrara lentamente.
 

Nos encontraron horas después, uno al lado del otro, él con su pene en la boca y el ojo fijo en mi.

Me curaron, me hicieron múltiples estudios psicológicos y psiquiátricos y me condenaron a 15 años, pues en ningún momento me arrepentí de lo que había hecho.

 

 

 

viernes, 16 de noviembre de 2012

RELATOS EN CADENA SER - 2012 - PÁJARO DE MAL AGÜERO


                                                         Pájaro de mal agüero

 

 
 
- Déjala, a ella, que sea pájaro de mal agüero no le importa, pero a ti sí. Comenta mientras bebe, a su amigo.- El otro día sin ir más lejos, el primer gatillazo de tu vida, tú, un dechado de virilidad.
 

- Se confundió de nombre, solo eso, pero en el momento justo. Dice con los sentidos un poco embotados.

- Y el otro día, en el coche al salir ella, otro se llevó la puerta, qué te parece. Asevera.
 

- Ya y también me han echado del trabajo, se han muerto mis padres, me han embargado el piso, vale. Una mala racha la tiene cualquiera.

 

domingo, 11 de noviembre de 2012

RELATOS EN CADENA SER - 2012 - MUERTE DE UN TAXISTA


                                                            MUERTE DE UN TAXISTA

Sus labios perfilados se contraen para dejar escapar un silbido corto y al hacerlo los hilos de oro se deforman perforando los orbiculares de los labios. Cuando los hilos atraviesan los implantes de silicona, explotan, retrayéndose la boca en una mueca horrible. 
 Saca un espejo, se mira y grita.
 

Por los pequeños orificios de los labios, sale una sustancia lechosa que le recuerda al ácido hialurónico puesto años atrás.

Una pitada perfora sus tímpanos, levanta la mirada y observa a un taxista, que le dice -Vamos , guapa, deja de pintarte y sube.
 

Y sacando una lima de uñas metálica e introduciéndose por la ventanilla, la clavó repetidamente en la cara.

domingo, 4 de noviembre de 2012

HISTORIA DE UNA BARBA - 04.11.2012

                                                    BARBA

Tanto tiempo para que la barba fuera florida y tan poco para desaparecer por el sumidero del lavabo.

viernes, 26 de octubre de 2012

RELATOS EN CADENA SER - 2012 - PRIMERA VEZ


                                              
                     
                              primera vez
                                                                                                                                                         

 

-A la cola, como todo el mundo. Dijo la prostituta apoyada en la tapia del cementerio.

-Pero es que yo, es mi primera vez. Agachó la cabeza y se colocó al final de la larga fila que ondulaba hasta la verja de la salida.

Se volvieron varios y se echaron a reír.
 

Se quitó la gorra y dándola  vueltas en sus manos miraba asombrado el quehacer de las diferentes mujeres que en el muro tenían su chiringuito, una silla, una mesa con una palangana y unos trapos de un color indefinido.
 

Unos eran lavados y lo hacían con las mujeres apoyadas en las mesas y los faldones arremangados, otros,  simplemente eran aliviados con la mano experta de la meretriz y los menos, con la boca.
 

La rapidez era la tónica y veía con terror como la cola avanzaba inexorablemente y al llegar su turno, se miró el pantalón  y dijo:

-Perdone  señora, ya no hace falta.

I CERTAMEN DE MICRORRELATOS "CARDENAL MENDOZA" - 2012 - ESPAÑA - NEGRAL


                                           NEGRAL

En mi tierra, Extremadura, a los moratones, moretones o cardenales los llamamos negrales, pero los que yo llevo en este momento, tendrían problemas en nombrar en cónclave  a un Papa.
 

Me habían regalado una botella de buen brandy jerezano y uno de mis mayores placeres era introducirme en mi bañera redonda con una copa, música lentorra y geles relajantes y si pudiese ser con una mujer, mejor que mejor.

Llamé a una amiga, divorciada como yo y dispuesta siempre a un polvete, como yo, y en media hora estábamos los dos con nuestras copas tipo bouquet, cumpliditas y bailando " je t'aime moi non plus ".
 

Mientras se llenaba la redonda, eché el frasco entero de gel y como tarda tanto, la que se vaciaba era la del brandy.

Nos dirigimos los dos, achispadillos  y nos medio desnudamos uno al otro, yo como un berraco en celo y al introducirnos, sería por la cogorza, sería por el gel deslizante o por las ganas, el caso es, que empezamos a girar como en una atracción de feria y salí despedido hacia la tele de plasma, mientras veía el horror en la cara de ella.
 

Tratamiento recomendado: Un mes sin sexo.

jueves, 25 de octubre de 2012

XIX CERTAMEN LITERARIO PARA PERSONAS MAYORES "EXPERIENCIA Y VIDA" - ESPAÑA - 2012 - UNIVERSITARIO SESENTÓN


                   UNIVERSITARIO SESENTÓN
 

 

Por fin hay un concurso literario en el que cumplo con los requisitos, aunque sea por poco, acabo de cumplir sesenta años, me parece un puntazo y mola mazo. Hablo así porque soy universitario, he retomado la carrera de Derecho que tenía aparcada.
 

Donde esté una madurez sosegada y sesuda que se quite la juventud intranquila y sexuada.

 Pura envidia, lo reconozco.

En el 69 empecé medicina en la Complutense y eran otros años y eso, pero había un respeto hacia los profesores y sobre todo a los grises que ni te cuento. El roce hace el cariño.
 

 La educación que recibimos en el colegio marca, sobre todo si te daba el profesor de turno con el cepillo de borrar el encerado o con el artilugio del demonio que usaban los maristas, la Chasca, que era como una pinza de madera, más grande y que hacía un ruido seco y según eran los toques en intensidad y número significaba una cosa u otra, que si de pie, que si sentados, recreo etc.
 

El colegio de los años sesenta era la selva en la que nos sumergíamos la juventud de aquella época, solos, sin el apoyo de la familia ya que ni mi padre ni mi madre acudieron nunca a preguntar que qué tal me iba. Si veías a algún padre esperando ver al director, ya sabías que habría un expulsado o dos.

Las injusticias que se cometían en el colegio no salían del ámbito escolar pues se corría el peligro de que en casa te cayera otra de tu padre ya que siempre decían que seguro que era merecido y que poco había sido el castigo, que por él hubiera sido mayor.

Y eso que lo que mis ojos han visto me recordaban las torturas que infringieron los japos en la segunda guerra mundial a los americanos.

He visto levitar a un compañero de clase solo sujeto por las patillas, a otro, un cura le acarició suavemente las dos mejillas para descargar las dos manazas a la vez con un golpe seco. Y que decir de la regla de madera de cincuenta centímetros, maciza, que caía con dureza sobre uñas o sobre las palmas abiertas y si las retirabas aumentaba en número y fuerza.
 

Pero dentro de los castigos corporales que soportábamos, el que yo consideraba peor era el del silbato contra la cabeza en plan capón, porque además del chichón que se producía casi de inmediato, se notaba en el paladar como un sabor metálico y a sangre al pasar la lengua.

Hoy en día el escolar es sagrado, es no solamente intocable sino que se permite el lujo de amenazar al profesorado con un se lo digo a mi padre o madre, que acuden indignados al director o a veces a la prensa o a televisiones locales.

En las casas de mi tiempo, como casi todas las familias eran numerosas por los puntos que era lo que aumentaba el magro sueldo de nuestros padres, lo normal era el hacinamiento. Yo por ejemplo, en un cuarto que la cama era la mitad del mueble librería que se tenía que abrir por las noches, que si extendía los brazos tocaba los extremos de la habitación y que la mesa de estudio era de libro que se plegaba de vez en cuando de improviso arrastrando lo que tenías encima, al suelo.
 

Yo tengo cuatro hermanas y el baño era semanal y con la misma agua, así que cuando me tocaba a mí que era siempre el último había como una nata negruzca que manchaba el límite entre el agua y la bañera. Un día sin saberlo, me sequé la cara con un pañito como de fieltro rojo muy suave que luego me enteré para lo que servía cuando mis hermanas y mi madre se cachondearon de mí.

Igualito que hoy en día, que los niños tienen en su cuarto, que es individual, televisión, ordenador, móviles varios, consolas de juegos, camas que se ven y que te puedes echar siempre que te apetezca y a veces hasta baño particular. Pura envidia, lo reconozco.

Y en la facultad ya ni te cuento las diferencias entre el año 1969 y el actual de 2012 que es cuando estoy cursando segundo de Derecho, en la Universidad Complutense de Madrid.
 

 Y eso que el hall sigue igual que cuando en mi época acudíamos a las fiestas universitarias del fin de semana, que por un módico precio teníamos barra libre y así recaudar dinero para el viaje de fin de carrera, único de toda la vida estudiantil que a veces ni siquiera era posible acudir por falta de idems.

Hoy el universitario ha realizado por lo menos el viaje al ser destetado, el de entrar en párvulos, el de primaria, el de secundaria, el de bachiller, el de entrar en la universidad, el del paso del ecuador. Yo por ejemplo no supe de la existencia del mar hasta la mayoría de edad, me imagino que para que no tuviera la curiosidad de conocerlo.

Otra de las injusticias que he callado durante años y que nos separa de los universitarios de hoy día era el servicio militar obligatorio para los chicos y el servicio social de las chicas. Hemos sufrido mucho.
 

En la Facultad de Medicina en la fachada, hay agujeros de bala de cuando la guerra civil española y el catedrático de cualquier asignatura era como un Dios al que acompañaban sus acólitos en procesión y por detrás a más o menos pasos de distancia según el grado de escalafón en la cátedra.

En Derecho, todavía no conozco a ninguno y las clases son de cuarenta o menos, antes lo mínimo eran quinientos. Entramos en selectivo de Medicina el año de 1969 dos mil y pasamos a segundo quinientos.

Había clases magistrales del cátedro y si eran buenas se le aplaudía y a veces ibas a otras facultades a escuchar por el simple placer de aprender.
 
 Hoy los estudiantes entran cuando quieren e interrumpen al profesor, se van si les apetece en mitad de la clase, usan el móvil todo el rato con el wasarraf de las narices, tienen  un portátil pequeño con el que juegan, atienden, hablan con el que está al lado y si tienen pareja hasta se besan y se meten mano. Pura envidia lo reconozco.

Y que decir de mí, pues que soy como un bicho raro, que me llaman de usted, que a veces cuando entro en una clase se pone de pie el profesor. He tardado dos meses en configurar mi estumail y aun hoy día me falla a veces. El campus virtual existe porque lo he visto pero no soy capaz de subir ningún archivo. Les llevo los trabajos a los profesores en mano, soy el único, pero me dejan, yo creo que por la edad. Una profesora impelida por la piedad me dijo que si quería nos podíamos twittear y yo que no sabía lo que era eso la comenté que prefería de usted, antes que tutearnos.

 

Entre clase y clase, en el recreo se tumban en el césped y yo creo que se aman y todo, algunos juegan al fútbol y ni miran. Creo que quieren que juegue con ellos porque me dan balonazos en la espalda como para llamarme la atención. Otro día me empujaron y me metieron entre los pies un skate de esos y casi me mato, pero conseguí avanzar varios metros braceando y perdiendo todas las fotocopias que llevaba en mi cartera de cuero.
 

Esta es mi vida en la Universidad y encima no puedo ir de orgasmus ese, porque mi mujer me lo ha prohibido, además mis hijas no me dejan que las lleve a la facu, ni quieren que sus compañeros me vean.

No ligo nada y parezco un viejo verde, pues se me queda la boca abierta cuando veo a esas jovencitas con los pantaloncitos cortos y en tirantes.

Pura envidia, lo reconozco.
 

Este año no voy a tener regalos de reyes como suspenda.

 

 

 

 

 

miércoles, 24 de octubre de 2012

IV CONCURSO DE MICRORRELATOS GETAFE NEGRO - 2012 - CATALEPSIA


                                                               CATALEPSIA

Las manos de uno de los hombres se posaban en la garganta de K. y volviéndose al que acababa de salir del coche fúnebre le indicó que no notaba pulso carotídeo y que a partir de ahora era todo suyo.
 

Kovar aulló en silencio, con los ojos abiertos dejó de percibir al que le estaba tomando el latido y notó como entre varios, le cogían y le metían en una especie de saco negro con cremallera.

Mientras la iban cerrando pensaba en la inyección que le había puesto la prostituta para mejorar su erección y que seguramente llevaba algún relajante muscular y algún betabloqueante.
 

Un destello y se vio reflejado en la lámpara, desnudo, en una mesa de mármol y como le lavaban a conciencia.

Intentaba mover algo su cuerpo, pero no podía y mientras, oía el trajín de la sala de autopsia.
 

En su ángulo de visión apareció un tío, con un bisturí, riéndose, que le susurró -¿ No serás catalépsico, verdad?

martes, 23 de octubre de 2012

IV CONCURSO DE MICRORRELATOS GETAFE NEGRO - 2012 - FAENA


                                                                               FAENA

 

Las manos de uno de los hombres se posaban en la garganta de K., mientras con las piernas trababa el cuerpo inerte del niño, que desmadejado, le caían los brazos a ambos lados.
 

El cuarto, blanco nacarado estaba muy bien iluminado y otro hombre, con guantes, escribía en un papel, en una mesa llena de instrumentos de tortura, terminó y metió la misiva en un sobre, mojó la pestaña con agua y lo cerró.

La música de Dvorak empezó a sonar en el equipo y levantándose de su silla cogió una especie de tenazas y una pinza grande y girando sobre sí mismo, comenzó a bailar, acercándose al niño, que no se movía.
 

Se acercó a él, le abrió la boca y cogiendo la lengua con la pinza dentada, la soltó a un lado de la boca y el niño se removió inquieto.

Metió las tenazas, apretó y sacó dos bolas de carne que soltó en la batea.
 

Las cogió y saludó al respetable.

lunes, 22 de octubre de 2012

IV CONCURSO DE MICRORRELATOS - GETAFE NEGRO - 2012 - TEATRO NEGRO


                                                                         TEATRO NEGRO

Las manos de uno de los hombres se posaban en la garganta de K. y ella se estremecía, pues no sabía quién era. El público reía en el patio de butacas y la iluminación frontal y el ir vestidos de negro salvo los guantes y las zapatillas, la impedían identificar al causante del acoso.
 

La música, de Smetana, muy alta e in crescendo, acompañaba los movimientos de los actores que iban de un lado a otro del escenario, formando la coreografía del poema sinfónico Má vlast y cuando el oscuro pasaba por su lado la golpeaba cada vez más fuerte.
 

Tenía miedo y no quería parar el espectáculo en su primer día de trabajo.

En los acordes finales, los treinta actores se juntaron en el centro en un gran revoltijo, él encima de K. y le clavó algo en el pecho.
 

Ella se llevó las manos al corazón y cuando mostró los guantes rojos, el público se levantó y aplaudió enloquecido.

viernes, 19 de octubre de 2012

RELATOS EN CADENA SER - 2012 - POLVO ERES


                                                                                             POLVO ERES
 

De la rutina insípida de su oficina, le saqué en un momento, en cuanto me senté encima de la mesa, delante de él y abriendo las piernas le hice ver que no llevaba braguita.

Se quedó con la boca abierta y aproveché con mis pies para acercarle con la silla giratoria y apoyar  mis estilettos en su bragueta.
 

Sentía su excitación y su deseo de tocarme, pero yo no le dejaba. Entonces al intentar separar mis rodillas y yo resistirme, noté como uno de mis tacones de vértigo, penetró en sus partes pudendas.
 

Con un alarido, rodó hasta el alféizar y se precipitó al vacío.