lunes, 9 de julio de 2012

III CONCURSO LITERARIO "MI HISTORIA EN CAMPO GRANDE" - 2012 - MI INFANCIA

                                                                     CAMPO GRANDE

                                                  (Mi infancia)

Valladolid 1960. Tenía en esa época ocho años. Mi mundo, lo que yo recuerdo era en blanco y negro, pero no por triste sino por percepción.
Ahora, cuando veo las fotos, ya ni siquiera son en blanco y negro sino que han cogido una tonalidad sepia, lo que sí parece es que son cada día que pasa, más pequeñas. Eso que con mis gafas para la presbicia, me acerco a aquel tiempo.
No sé que pasa con la edad, bueno, si lo sé, tengo la sensibilidad a flor de piel y muchas de las cosas que hace unos años, no me producían ningún efecto, ahora  me produce un nudo en la garganta y una humedad en los ojos, que tiendo a disimular.

Vivía con nosotros la madre de mi padre, por ella me pusieron a mí Alejandro, era menuda, vestida de negro riguroso, con pañuelo y medias y zapatillas de lona negras. He intentado recordar su voz, sus gestos, sus andares, su cariño y no lo he conseguido, siempre la recuerdo sentada, encogida y en silencio. Lo que sí tengo presente es la devoción de mi padre hacia ella, la llamaba de usted y él era el único que sabía la vida que había llevado hasta entonces, la de tantos pueblos de Extremadura y España, con hambre atrasada y sin condiciones sanitarias de ningún tipo.
Reflejo de lo dicho es que mi padre fue el mayor de siete hermanos que fueron muriendo, unos antes y otros después, al llegar las diarreas del verano o en el mismo parto en las dos décadas primeras del siglo XX.
Su muerte no la recuerdo, si la tristeza de mi padre, y mucho, porque permaneció en mi retina muchos años. El beso que la dimos ya muerta en su habitación, estaba en la cama, vestida de negro pero ya no era mi abuela, había crecido mucho, su color era cerúleo y mis labios al contactar con su mejilla se rompieron.
Cuando la busco en las fotos de esa época, siempre está sentada o en un banco del Campo Grande, o en la plaza de las ranas o en casa al lado de la jaula de los periquitos.

Mi casa. Estaba en la calle Calvo Sotelo, si salías del portal y te dirigías a la izquierda, enseguida llegabas al puente sobre el río Pisuerga. Si me dirigía hacia la derecha enfilaba el Conde Ansúrez y llegaba enseguida al Campo Grande y te dabas de bruces con el teatro Pradera, donde jugábamos a policías y ladrones apoyándonos en sus muros. Mis tres hermanas y yo, único chico, cuánto hemos jugado a cocinitas y yo hacía de marido y otras veces de cura, lo típico de la época.

Por delante de la fachada del teatro se ponía un pipero que te daba por una perra gorda un vasito de madera, que metía en una especie de saco y sacaba lleno de pipas y que mi hermana la mayor que era una gobernanta, repartía de una en una y yo creo que ella se quedaba con más, nunca lo ha reconocido.

Algunos días se ponía un barquillero con la lata pintada de rojo y decorada con dibujos y en la tapa una ruleta y nos quedábamos con las bocas abiertas. Eran unos barquillos rectangulares acanalados y dobles con sabor a miel. Por un dinero que no recuerdo, pues posiblemente eran nuestros padres en domingo, uno de nosotros le daba a la ruleta y el señor nos daba lo que salía en la numeración.
Pagas no había en mi casa o unas perras gordas o un TBO para los cuatro, que en el mismo momento de comprarlo uno era primer, otro según y así todos. Según lo estoy escribiendo pienso que cutre, pues no, era lo que había y no había otra. En casa se hacía la masa de churros y se asaban castañas y se tostaban las pipas de girasol, las de melón, las de sandía y las de calabaza.
En mi casa siempre vivía o un familiar del pueblo que hacía la mili enchufado por mi padre o una chica de servicio como se decía antes que venía del pueblo y se encargaba de los pequeñajos.

Cuántas tardes entre la arboleda del Campo Grande, persiguiendo al pavo real o a los patitos, una de ellas un chico “malo” de una pedrada desprendió una castaña pilonga del castaño de indias y fue a impactar en uno de mis ojos. Cosas de entonces, acudió a mi domicilio con su madre a pedir perdón, con unos bombones y yo con un parche. Igual que ahora.

Ahora me parece pequeño, pero entonces tenía sus zonas prohibidas por las que no podíamos adentrarnos, oscuras, umbrías y solitarias y casi si la pelota se alejaba botando te quedabas mirando como si la perdieras para siempre.

Y que contar del lago con su barca “la paloma”, pocas veces monté, pero muchas más me apoyaba para verla deslizarse y dar la vuelta por la gruta y aparecer por el otro lado. El tío Catarro nos contaba historias truculentas, cuando pasábamos por dentro y nos hacía reír, sentí su pérdida como si fuera un familiar lejano y recordé otra vez mi infancia en Valladolid.

A los tres años y con mis tres hermanas al colegio de Las Francesas, mi memoria retiene sólo la palabra sortie de cuando íbamos al baño y el patio de tierra con un árbol seco en el centro. Hace poco vi el claustro o patio de las tabas dentro de un centro comercial, me gustó que se conserve, porque cada vez desaparecen más sitios por los que caminé.

Enseguida Nuestra Señora de Lourdes, colegio de chicos, durante el primer año una cadena por el paseo Zorrilla en un sentido y en otro, un montón de niños agarrados de la mano, que nos iban soltando en diferentes paradas.
Al llegar y en el patio y en formación se cantaban canciones del momento, perdón, del movimiento. Dicen que las percepciones olfatorias van directamente al cerebro, al bulbo y es cierto, porque algunas veces y por diferentes estímulos o situaciones afloran en mí, los recuerdos de los olores de los lápices, las gomas, las tizas y unas letras de cartón grandes, con las que aprendí a leer.

En el jardín trasero, donde estaban unos invernaderos, existían varias jaulas con animales, pero era un sitio reservado para los mayores.
Los padres dejaban en manos de los baberos a sus hijos y pocas veces acudían a los eventos escolares, tal era así que hasta el pago del colegio lo realizaba yo cada mes. Ese día corría como nunca por el paseo con el sobre en una mano y la cartera de cuero despellejada en la otra y al llegar, en la oficina te daban bolitas de anís y una barra de regaliz duro y negro que no he vuelto a tomar.

Mi padre puso la consulta de dentista en casa en el cuarto nada más entrar, sin sala de espera, porque creo que nunca llegaron a juntarse más de una o dos personas. Le recuerdo con la bata abrochada por detrás, fumando, caminando por el pasillo o sentado en la mesa camilla. Si sonaba el timbre, nos levantábamos la familia en pleno, mi padre a la consulta, mi madre se atusaba y era la que abría y nosotros cuatro mirando detrás de la puerta del pasillo entornada para ver a la víctima. Luego, cuando se iba entrábamos y nos reíamos de las dentaduras postizas o de los dientes de los modelos de escayola, hasta que llegaba mi padre y nos echaba.

La risa se me borró de la cara un día que me quitó una muela y me llevó arrastrando por todo el pasillo, yo agarrado a un sillón de madera de tres plazas de los de antes. Me dije, seré dentista y diré como mi padre, si no es nada, si no es nada.
En aquellos años me imagino que pertenecer al estamento militar sería un grado, pero sí que el compañerismo entre ellos era tal, que la amistad se expandía fuera del Hospital, los Carrasco, los Cías, los Uría y tantos otros que disfrutaban de sus juergas y carnavales. A su vez, los hijos de todos ellos crecimos juntos.

Se habla mucho de los rituales del término de la etapa infantil de otras culturas, pero en nuestra España de los cincuenta había que pasar por la extracción de las amígdalas y siendo militar mi padre el proceso era: Cuatro hijos, dos un año y dos el siguiente, el otorrino, el del hospital militar, en la silla articulada de la consulta, un soldado, te sentabas encima y con sus botas te trababa tus piernas, su manaza en la frente y el asesino con el espejo agujereado en el centro se acercaba con el fórceps diciendo no es nada, no es nada.

Abrías la boca para gritar y eso sí, eran rápidos, te quitaban las dos albóndigas y me imagino que por los toques anestésicos ya no podías emitir sonido alguno y además te lo prohibían. También tenía su parte buena, los dos del turno compartían la cama de los padres, nos daban helado a mansalva, una campanilla que nos peleábamos por manejar, mi hermana era menor y muy buena y la podía. Recibí un tren de madera muy pequeño con dos vagones que conservé durante años.
Durante nuestra infancia, muchos domingos, mi hermana la mayor la gobernanta nos llevaba al cine del colegio Kostka, los cuatro de la mano y sin soltarnos y a la vuelta nuestra madre nos tenía en la mesa camilla unas tortillas francesas entre pan que eran una maravilla.
Los padres tenían una gran vida social con los compañeros del hospital e iban a una casa y otra y de vez en cuando en la nuestra. Se oían las risas y las juergas y nosotros detrás de la puerta entreabierta y disputándonos el mejor sitio para mirar y cuando mi madre iba a la cocina a por más cosas salíamos disparados a escondernos.
Como un ritual, antes de irnos a la cama nos hacían entrar a los cuatro de la manita y lo de siempre, que ricos, que mayores y a veces bailábamos una muñeira que me costó mucho aprender y que despertaba los parabienes del público.
Mientras saludabas veías los alimentos encima de la mesa y nadie te daba nada, como ahora que si te descuidas, los niños dejan los platos vacíos antes de que lleguen las visitas.
Si se celebraba una comida, cuando se iba el último comensal, era oír la puerta y salíamos en estampida y arrasábamos con los restos. Ahí si teníamos permiso.
Hay recuerdos que son visuales, táctiles y olorosos, uno de ellos es la reparación de la calzada con la brea que aplicaban los operarios, una especie de carro pequeño con la masa negra olorosa que colocaban en los baches y que inevitablemente tenías que tocar cuando podías.
Los domingos a misa a Las Francesas y luego aperitivo en Molinero, cuántas veces he recordado el medio huevo duro con una gamba encima y un poquito de mahonesa. Hay cosas que no se olvidan y cuando paso por Valladolid, vuelvo.

Real Sociedad Hípica Farnesio, muy cerca del río, cuando había competición la familia se desplazaba al completo, los padres con los amigos y la chiquillería a recorrer el recinto imaginando mil batallas y aventuras. Nos colábamos por la valla y descendíamos al río y se jugaba a guerras, las chicas a las comiditas, que si pillaban un saltamontes le arrancaban las patas traseras que hacían de jamones.

Otros domingos íbamos al otro lado del río a un mesón al aire libre, con terraza y no recuerdo su situación, pero sí el juego de la rana con el que nos pasábamos las horas muertas, era una  especie de mueble metálico de color verde con la parte superior llena de agujeros, una rueda de palas que giraba y una rana verdosa con la boca abierta por donde había que introducir una moneda, si tenías la suficiente habilidad.
El hijo único del Dr. Uría, tenía televisión en el año 60-61 y yo estaba los sábados a las cuatro y media en su puerta, pues me encantaba ver la antena de radio televisión que giraba sobre si misma y el globo terráqueo cuando conectaba y empezaba la programación de la película o de Rin-tin-tin. Además tenía la colección entera de los tebeos y pulgarcitos y me encantaba ponerme a leerlos y él, venga vamos a jugar y yo, luego. Lo tenía todo, pero sin embargo no tenía tres hermanas como yo.

A la ida o a la vuelta del Campo Grande, solíamos parar en una tienda pequeña entre las calles de Santiago y María de Molina con pollitos en el escaparate y nos quedábamos a mirar.
En casa tuvimos cuatro periquitos, uno por hijo, de diferentes colores pero me parece que no vivieron demasiado felices. Unas tórtolas, algún pavo y un cabrito, pero no eran mascotas, creo que sucumbieron al hambre(nuestra) y a las festividades que teníamos.
Recordando mi infancia, pienso que fue feliz, pues aunque no nadábamos en la abundancia, sabíamos disfrutar de lo que teníamos y además no había otra. Las primeras comuniones como mi padre tenía muchos amigos del hospital, eran como bodas y la mía la hice con mi hermana Mamen, que nos chocamos la cabeza en el altar y luego lo celebramos en el Conde Ansurez, con una tarta de dos o tres pisos.

Semana Santa, silencio, velas, oscuridad, sentimiento, fervor, una noche era de mil pasos por lo menos. De la Plaza Mayor, lo que más me viene a la memoria es El Sermón de las Siete Palabras, creo que se llamaba así, yo no veía nada, el gentío era impresionante  y un niño no se enteraba de nada Las navidades muy frías y los reyes escasos.

Cuando pienso en Valladolid, pienso en el Campo Grande, dicen que es el corazón verde de la ciudad, yo creo que no, que es parte del mío que se quedó allí.

domingo, 1 de julio de 2012

2ª EDICIÓN "ESTA NOCHE TE CUENTO" - 2012 - ORGASMUS

                                                     ORGASMUS


El viaje comenzó, en cuanto hube aprobado primero de Derecho en la Complutense.
Me dirigí a la oficina de la facultad y al entrar, la señorita me indicó que me había confundido, que el Claustro estaba dos puertas más allá.

Deshecho el entuerto, le pregunté por el curso Erasmus en República Dominicana, Cuba o Brasil y se sonrió –“ Solo Europa”. Cuando salía se oían risas sofocadas, me senté en el coche y lloré.
El viaje me enseñó que no es tan fácil elegir un lugar. De inglés solo se decir Kiss FM y no creo que me valga para mucho. De alemán  solo achtung, de cuando leía “Hazañas Bélicas”.
Países nórdicos, que frío BrBrBrBr.

Italia me atrae, las velinas y las madonnas, pero ¿Dónde vas, Alejandro? ¿A competir con los gígolos italianos?.
Francia, me encanta, soy de la generación francófona, todo el bachiller estudiándolo y no conseguí aprender nada más que a leer y traducir, pero creo que podría manejarme y cantar todo el rato

                                                                    “ Je t’aime.....moi non plus.
                                                                             Je me retiens
                                                                    Non! Maintenant viens”
Iba dando saltitos por el pasillo cuando al fondo (metro y medio), mi mujer en jarras.

                                                     El viaje se acabó antes de empezar.

sábado, 30 de junio de 2012

II CONCURSO DE MICRORRELATOS ACEN - 2012 - DUDAS

                                                                                      DUDAS 
                                               
Muerta, pero mía, viva, pero de otros, no sé que prefiero, la verdad. Debería dejarte, porque el daño que me estás haciendo cuando te vas con otros y me lo dices y me lo echas en cara es tanto, que creo que mi corazón se va a romper en pedazos.

Quizás sea lo mejor, que me sigas humillando, degradando, hasta que yo muera de amor y entonces se te acabarán los triunfos y ya no podrás ganar la partida. Y tu te irás.

lunes, 18 de junio de 2012

2ª EDICIÓN "ESTA NOCHE TE CUENTO" - JUNIO - SOLO SESO

                                                                  SOLO SESO

Mi primer destino fue Las Palmas de Gran Canaria, en los 70 ,equipo de música, los bafles, cámara tomavistas de super 8, proyector y pantalla.

Una tienda de “indios” tenía películas pornos y como quien no quiere la cosa cogí una al vuelo y me la llevé en una caja de zinc.

Preparé el decorado, copitas en la mesilla, sábanas de raso y eso que yo no soy mucho de ellas porque me resbalo, menos mal que con la uñas de los dedos gordos de los pies, consigo sujetarme y que no se bajen.

La música en el salón, así habló Zaratrusta, en el capullo un lazo rosa (hoy día ni con una chincheta).
La pantalla, panorámica y el proyector en pause.
Abre la puerta, ji, ji , ja, a la piltra.
Play RRRRRRRRRRRRRRRRRRR

Una escena preciosa, música ninguna, muda, en África, sale una gacela grácil dando botes y de repente sale un león y zas.

Nosotros con las copitas en la mano y un rictus de terror en la cara. Cambió como el viento, se levantó y yo me quedé con el raso sujeto por tres puntos.
Leo el título “La Sabana violenta”, yo leí “La sábana violenta”.

2ª EDICIÓN "ESTA NOCHE TE CUENTO" - 2012 - 1000 CUENTOS

                                                             FRENOPÁTICO
Llevo tres días en este lugar, cinco duchas de agua fría, cuatro electroshock y dos inyecciones del suero de la verdad.  Me han puesto una camisa de fuerza una talla menor y los clips de la entrepierna me han pillado un pellejo del escroto y estoy sufriendo en silencio.

Estoy escribiendo con el dedito pequeño del pie derecho que lo tengo liberado, pero me da mucha dentera la pared de yeso blanca, pero necesito contar lo que me ha pasado.
Me encargaron codificar los 1000 cuentos que llevamos escritos, no soporto a Jams, lo tendría que haber hecho él, empecé  con el sistema ASCII, el ASCII extendido, los octetos, los enteros que van del 0 al 127, los siete dígitos binarios o digitales (1111111), el octavo dígito de cada octeto (bit), me pasé al Unicode, que es una gran tabla que asigna un código a cada uno de los 50000 símbolos, que abarcan todos los alfabetos europeos, ideogramas chinos, japoneses, coreanos y un millar de símbolos especiales.

Me hice un lío, me bebí una botella de pacharán y empecé a farfullar y al no entenderme, pensaron en una crisis de demencia aguda y yo decía “1.000”.

           

miércoles, 16 de mayo de 2012

IX CERTAMEN INTERNACIONAL DE LITERATURA HIPERBREVE POMPAS DE PAPEL - 2012 - ESPAÑA - NADA

                                                                          NADA

Y nada más existiría hasta el próximo tren, amor, eso pensé que sucedería cuando me llamaste para decirme que lo habías perdido, pero no podíamos saber que te quedarías en una curva del camino, junto a la vía.

Y mientras yo en el andén, fantaseaba con nuestro encuentro en la habitación del hotel que tenía reservada, tú te desangrabas, junto a la vía.
Y mientras yo en el andén, planeaba nuestra nueva vida y la posibilidad de tener hijos y envejecer juntos, tú gritabas de dolor y me llamabas con desesperación, junto a la vía.
Y en ese momento, el jefe de estación se me acercó para preguntarme si esperaba a alguien en el próximo tren.

Y entonces la nada se agrandó hasta llenarme por dentro y por fuera, dejé de existir en ese instante y mi ser quedó, junto a la vía.

martes, 15 de mayo de 2012

IX CERTAMEN INTERNACIONAL DE LITERATURA HIPERBREVE POMPAS DE PAPEL - 2012 - ESPAÑA - MUERTE

                             

         
                                                                               MUERTE


Como tantas veces había hecho de niño, he vuelto a matar. De pequeño, me gustaba torturar a los seres más indefensos de la naturaleza, pájaros, murciélagos, gatos, perros etc. Recuerdo aquella rana que estuvo cinco horas abierta en canal y con el corazón palpitando.

Cazaba moscas y las arrojaba a las telas de araña para que quedaran prendidas y luego ver como se acercaba y las envolvía en un capullo de seda.
 Creo que la experiencia me ha servido de mucho, pues no siento ningún remordimiento cuando mato, duermo de un tirón y por la mañana me levanto con la conciencia tranquila y con ganas de seguir haciendo lo que más me gusta en el mundo.
La sangre es lo peor, pues mancha mucho y resbala si la pisas.

Trabajo de matarife en el mercado.

lunes, 14 de mayo de 2012

IX CERTAMEN INTERNACIONAL DE LITERATURA HIPERBREVE POMPAS DE PAPEL - 2012 - ESPAÑA - BRINDIS

                                                                                         BRINDIS

Sacó de la nevera la botella de champagne, la agitó y la abrió en un estallido de espuma y líquido que derramó. Llenó la copa alta y estilizada y la bebió con fruición como si fuera la última que iba a tomar. Repitió de lo poco que había quedado en la botella y la dejó caer en el kilim turco del viaje de bodas a Estambul hacía dos años.
Se sentó en el escritorio y con su pluma estilográfica escribió en una hoja de color sepia, su despedida “Te dejo, adiós”.

Se aproximó al espejo y se retocó los ojos y el peinado y con gran serenidad se dirigió hacia el balcón para admirar por última vez Central Park.
Se apoyó en la barandilla y se echó hacia delante como si quisiera absorber los olores de la primavera, pero pasó las piernas por encima y se dejó caer.

sábado, 12 de mayo de 2012

A PROPÓSITO DE UN CASO

                                                             A PROPÓSITO DE MI CASO


Llevo ingresado en el Puerta de Hierro dos semanas. Se va a celebrar un Symposium internacional y vienen especialistas de todo el mundo. Yo estoy un poco asustado, pues desde hace varios días me han introducido por todos los orificios de mi cuerpo multitud de objetos, dedos y hasta manos. Sin contar los agujeros que me han hecho en sitios donde no los tenía.

Hacía ya varios años que mi cuerpo me mandaba señales que no supe interpretar, pero han sido los comentarios de los vecinos de la urbanización donde vivo, los que me han decidido acudir al Hospital.

Nico que si soy un salido, David que qué tengo dentro de la cabeza, que me lo haga mirar, José Ángel que si soy un pervertido, Diego que internet produce monstruos. Las mujeres de la urba me miran mal, Fuen, Lola y hasta mi mujer de toda la vida, Luz.

Me han hecho análisis de todo tipo, electroencefalogramas y electromiografías que me han dejado baldado, pero ha sido la radiografía de la cabeza la que ha dado con mi problema.
Vienen neurólogos, psiquiatras, neurocirujanos de todo el orbe y yo tengo miedo porque no me quieren decir lo que tengo.

He notado un tremor en mi miembro, miro la hora y son las nueve de la noche, justo cuando por el cambio de turno va a entrar en un momento mi enfermera favorita, ya la noto en la distancia, Mari Puri.

jueves, 10 de mayo de 2012

TOLEDO, CRISOL DE CULTURAS - 2012 - CIRCUNCISIÓN

                            CIRCUNCISIÓN




Toledo en septiembre de 1170, del año de 560 de la hégira y del año 4930 de los judíos, un día precioso, soleado y cálido, de repente y de la puerta Bisagra de la muralla, salen un grupo de adolescentes descalzos corriendo hacia el puente sobre el río Tajo(القنطرة)

el de Alcántara y lo atraviesan sin parar, muchos metros, en una carrera alocada.
Llegan al otro lado y se paran, apoyando las manos en las rodillas, con el corazón golpeando las costillas. Son siete, amigos y dispuestos a pasar una tarde, comiendo frutas de las huertas, en la orilla del Tajo y sin que los pille el dueño.
Les encanta ir de garullas y luego con la tripa llena, irse a bañar.
Sus nombres son Recemiro, Nitidio y Nunilo , mozárabes, David, judío, Ordoño, cristiano, Muhammad y Alhakén, mudéjares. Cada uno vive en su barrio, pero en los ratos libres, se encuentran fuera de las murallas, se llevan muy bien y se ríen de casi todo.

Sentados detrás del tapial de la huerta, comen membrillos verdes que les deja la boca áspera y el paladar como con tierra. “Deliciosos” – “Riquísimos” –“Pásame unos higos”.
Se han comido cuatro sandías enormes y calientes, están para reventar y antes de volver a Toledo, Muhammad se pone a orinar en la pared, los demás, como dice el dicho español se colocan también y se ríen de Ordoño, el único que no está circundado.

Dice David –“ Si quieres, se lo digo a mi padre y te quita el pellejo y te hace unas botas, ja, ja, ja”. Todos ríen, pero Ordoño sabe que los cristianos lo único que celebran es la circuncisión del Señor el 1º de enero.
Ya de vuelta, quedan para el día siguiente para ir a ver a las lavanderas al río y ver esos cuerpos, mojados y enjabonados.

Dice Recemiro “En la puerta de Bisagra, a las ocho de la mañana y llevar almuerzo, que luego iremos a  bañarnos”.


Alhakén y Muhammad, están apoyados en el torreón, mientras esperan a sus amigos y no paran de mirar a tantas y tantas mujeres, con los cestos de ropas en la cabeza, que van descendiendo por el pilar del puente  hacia el río, donde hay una ribera lisa y unas pilas de piedra para lavar la ropa.
Los ven venir por la calle y los apresuran “ Vamos, vamos, que se os han pegado las sábanas”.
Atraviesan el puente  y se dirigen hacia las ruinas del molino de agua, se introducen en ellas y se asoman por la parte del río. Hay casi cien lavanderas, unas muy serias, sacudiendo la ropa o colocándolas para orear o extendiéndola por el verde.

Pero luego están las más jovencitas, que se han percatado de  su llegada y se hacen querer y tontean más de la cuenta, enseñándoles una pierna o un pecho. Además como el río en esta época del año lleva poco agua, las más atrevidas vadean y hacen incursiones hacia el molino.
Dentro, las calenturas van subiendo de tono y las risas nerviosas, auguran un final previsible, porque David también pone de su parte al leerles unas poesías de su abuelo, que son muy eróticas, el famoso Abraham ben Meir Ibn Ezra, que estuvo en Toledo hace unos años de paso hacia el sur.

En medio de esta algarabía, se oyen unos quejidos que van aumentando de volumen (Ordoño ), mientras los otros seis, circundados hacen alarde y se mofan de él.
Deciden parar y buscar una solución para su amigo. Quedan para la tarde, en los baños públicos de la puerta del Vado con dos cántaras de vino y los instrumentos del padre de David.
En un apartado, empiezan a beber sin mesura y al rato están peleándose por ser el cirujano, Ordoño ya no es consciente de lo que le espera, babea y dice “Fe no me guela, eh, ge no me guela na”. “Tranguilo, tranguilo, hay que gortar pog lo sano”- Nunilo coge el instrumento y mientras cuatro lo sujetan, le da un tajo, abre la boca Ordoño y un grito enorme rasga el silencio del baño, sangra como un cerdo y el operador levanta el pellejo como un trofeo y una sonrisa de oreja a oreja. “Rabo” – “Rabo” –“Rabo”.

Lo cogen entre los seis y se lo llevan a su madre, que pone el grito en el cielo y en todos los santos “Un accidente con un pincho de hierro, señora”-le dicen –“Un faux pas” dice el entendido David, - “Una rama de la higuera” dice Alhakén.
La madre lo lleva al hospital de los judíos y allí le arreglan la avería.
Lo llevan en procesión por la calle y van cantando “ Lavanderas esperar, que mañana os vais a enterar”.
El herido, con cara de pocos amigos y a voz en cuello, va diciendo “Es otoño, soy Ordoño y mañana ni coño, ni moño, ni madroño, ni roño, ni ñoño, solo baño.