lunes, 17 de noviembre de 2014

A QUE SABE CANTABRIA - 2014 - AQUÉL VERANO DEL 72

                                                         Aquél verano del 72

 
 
 

Cuando nos sentamos en la cálida arena de la playa del Sardinero al abrigo de una barca varada, un estremecimiento recorrió mi cuerpo. La había visto bajar por la escalera de La Belle Epoque.


 
 
Su olor, a hembra con tintes florales despertó en mi, deseos de saborearla, de apreciar sus matices, de pasar mi lengua por su cuerpo, por ese cuello que me recordó el dorso de un pasiego, de esos pechos duros como cántaros, de sus pliegues más íntimos con su miel almizclada y tacto filoso. Quiso acompañarme. Me acerqué con miedo, no por ella sino por mí, nos besamos, su lengua cálida se metía entre los dientes y los labios, intentaba imaginar por donde iba, pero yo la notaba en mi sexo, duro y a explotar.


 
 
 Se quitó el suéter como solo una mujer sabe hacerlo y la falda escocesa se abrió como una alcachofa y yo, con la boca abierta. Su mano fue bajando lentamente por mi pecho, cogió con dos dedos la cremallera y la fue deslizando y su sonido se elevó por el silencio de la playa.


 
 
 Me eché a llorar, me miró y me dijo, no hay que llorar por la leche derramada.
 

16 Votos

2 comentarios:

  1. ¡Pero muchahco! ¡Aquí la falda escocesa no pintaba nada! Que las faldas con cuadros son mucho más al norte, ainsss.
    Ummm te me has dispersado, Alejandro alejandrito...

    Repite conmigo. Cien veces:

    "No, nunca volveré a subirle las faldas a la muchacha que elaboraba los sobaos..

    Por muy pasiega que fuera..".

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  2. Con tanto paseo de lenguas no me extraña que la " leche " se fuera por fuera jejeje.
    La escena se merece un reconocimiento por parte de la chica de la falda escocesa, era pasiega pero de armas tomar, con solo un toque consigue derramar todo jejeej.
    Un beso Epi, eres genial con este tipo de relatos, los bordas con encaje de palillos.
    Puri

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