MI
PUEBLO
La pandilla, en el verano y mientras los mayores se echaban
la siesta, con un calor que se caían hasta los pajaritos, cogíamos las bicis y
nos dedicábamos a comer fruta de los árboles, sin el permiso de los dueños.
Recuerdo el sabor de los membrillos verdes en el paladar, la
sandía caliente y los escarceos sexuales torpes en la ribera del arroyo y no sé
en qué orden.
Ricos sabores, exultantes recuerdos... pero qué truhanes y pícaros, ¡mira que robar la fruta!
ResponderEliminarUn abrazo
Rosy
Rosy, en Extremadura ir a robar fruta, se llamaba ir a garullas. Una palabra preciosa.
ResponderEliminarUn beso
Bonito de verdad Alejandro. Por cierto, apúntate este concurso porque allí te cuadra este micro (y mira si tiene que ser inédito para quitarlo del blog) el enlace:
ResponderEliminarhttp://blog.vivelibro.com/2013/07/concurso-de-microrrelatos.html