PINTO PINTO GORGORITO
-
No sé, murmura Manuela compungida.
-
Te lo volveré a preguntar otra vez. ¿Quieres a
Manuel como esposo?.
Con la mirada gacha, apoya las manos en el abultado vientre
y se las retuerce compulsivamente, mientras, al novio, unas gotas de sudor
perlan su frente. El padrino golpea con el pie el tobillo de su hija, en la
bancada de atrás algunas risillas contenidas, la música deja de sonar.
-No sé Padre,
usted, es el papá.
La madrina cayó desmadejada y un borboteo in crescendo de la novia, como un volcán, regurgitó el desayuno de café con leche y porras sobre
la casulla del sacerdote.
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