domingo, 15 de enero de 2012

2012 - FAMILIA


Cuando estaba haciendo el equipaje para este fin de semana en la casa rural en el bosque, nunca sospeché estar escribiendo esto en una leñera.
Recuerdo que cuando metí la cometa de Ifema de hace tres años en su plástico todavía, me dio un pálpito en el corazón, pues la echaríamos a volar mi hijo de 8 años y yo.

Cuando metí el body de mi mujer sin estrenar desde hace 4 años, me dio otro pálpito, un poco más abajo.
Al querer salir de Madrid el viernes por la tarde con todos los demás, se organizó un pollo que te cagas. A las dos horas y mientras pasábamos al lado del Bernabeu, se oyó  -¿Falta mucho? – Tengo pis – Tengo hambre -.

Puse música de los pitufos, pensé en el body y tuve otro pálpito.
En Burgos paramos en una gasolinera a cenar y a la media hora dos de mis hijos empezaron a vomitar y uno de ellos con diarrea.
Paramos en otra y entre pitos y flautas llegamos de noche a la casa. Estaba cerrada y conseguimos abrir la leñera y nos acomodamos lo mejor que pudimos.

Tengo el pálpito que no estrenamos hoy el body.

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