miércoles, 7 de septiembre de 2011

XXXVIII EDICIÓN DEL CONCURSO DE CUENTOS "CIUDAD DE TUDELA" 2011

     AL-NÃSIR SALÃH AD DIN YUSUF IBN AYYUB  y  BENJAMÍN IBN YONAH.
                                                                                                                                               Corre el año del señor de 1138, o el año musulmán de 516 o el de los judíos de 4898 en Tudela, Thudela, totela, Tudella, Tutela, Tutele, Tutella o Tutellam, es una ciudad amurallada y con el rio Ebro que la rodea y el rio Queiles y el Mediavilla que la atraviesan.

De una casa estrecha y alta de la calle Dombriz sale un chiquillo de unos ocho años corriendo, mientras su padre, el rabino Jonás se asoma a una ventana pequeña y le grita “Benjamín, ven pronto para cenar”.
Llega a la esquina con la calle Portal, donde están sus amigos y salen corriendo para ver como construyen la iglesia de la Magdalena de una iglesia mozárabe anterior en la calle Caldereros. Antes, chocan  con el rabí Abraham ben Meir Ibn Ezra, casi le tiran, les reprende dulcemente. Es un gran poeta, filósofo, médico, matemático, gramático, cabalista y astrónomo que está preparando un gran viaje por Europa y Egipto.

Se paran a contemplar a los artesanos que están tallando unos canecillos que representan diferentes oficios, pastor, carpintero, zapatero etc.., que van a colocar en la fachada, casi terminada.
Se cansan al rato y se dirigen al río a bañarse y a jugar.
Benjamín Ben Yonah, hijo del rabí Jonás fue preparado por el padre en historia, filosofía y entendido en el comercio de piedras preciosas, sobre todo diamantes. Además conocía el hebreo, el arameo, el griego, el latín y el árabe.
Por consejo del padre decide realizar un viaje por Europa, Oriente, visitando Jerusalén y Egipto, Alejandría y el Cairo, visitando las comunidades judías a su paso e intentando el comercio de piedras preciosas. El padre ha oído hablar de un diamante que tiene el visir de Alejandría, una piedra especial.
Sale de Tudela el año de 1159 d.C. (4919 de su hégira), pasa por Francia a Italia, luego Grecia, Constantinopla, Antioquia, Sidón y Tiro. Su viaje dura varios años y se para meses en cada sitio.

Entra en Palestina por Acre, en manos de los cruzados y recorre en dromedario los Santos Lugares hasta llegar a Jerusalén, donde permanece un tiempo y la describe con multitud de detalles, desde las murallas hasta las casas de oro y cristal. Es un hervidero de cruzados, de todas las órdenes militares, del Santo Sepulcro de Jerusalén, de la Orden Hospitalaria de San Juan, del Temple y de la Orden de San Lázaro.
La comunidad judía le da cobijo, pero puede pasear por toda la ciudad sin ningún roce.
Recorre Damasco, Alepo, Mosul y Bagdad donde se queda más tiempo y la describe minuciosamente, pasa de zonas gobernadas por musulmanes a otras en poder de los cristianos, descansando en los múltiples caravanserais del desierto.

Decide dirigirse hacia Egipto, donde Salãh ad Din , ejerce ya el poder del Sultanato, ha incorporado parte de la élite egipcia en su administración, ha quitado tasas e impuestos, y  una tolerancia tal que le ha granjeado el apoyo de judíos y coptos, claves en el sistema bancario. Corre el año de 1172.

Saladino tiene guerras constantes con el rey de Jerusalén Amalarico I , con los nubios y con los seguidores de Shawar, y se enfrenta a las élites fatimíes y trata de potenciar el sunnismo. Estableció numerosas mezquitas y madrazas para expandir el ideario sunní.

Entra por una de las puertas de Alejandría y solicita presentar sus respetos al Sultán Saladino, el cual haciendo gala de su hospitalidad le recibe y le invita a pasar la velada con él, para que le cuente su viaje, pues tiene interés en conocerlo.
Benjamín, mientras toman dátiles, aceitunas y queso, acompañado de vasos de vino, cuenta con detalle su aventura. Se hace de noche y de repente Saladino se encuentra mal y hace llamar a su médico personal. Entra Maimónides nacido en Al-Andalus y entre los dos lo hechan en un camastro y le toman los pulsos para intentar averiguar lo sucedido. El miedo al envenenamiento es constante. En la larga noche en vela, los dos hablan de su tierra, uno de Tudela y el otro de su Al-Andalus (Córdoba) y Moshé ben Maimón le cuenta que los almohades y los almorávides han hecho horribles matanzas entre los judíos y que por eso tuvo que huir con su familia.

Al-Nãsir Salãh ad Din Yusuf ibn Ayyub no mejora y Maimónides cree que ha sido envenenado y clama por tener la triaca o teriaca, panacea universal de los venenos. Benjamín se levanta, va a donde está su equipaje y vuelve con un tarro y se lo ofrece al físico “Toma, lo compré en Bagdad, úsalo”.

Cuatro gramos disueltos en vino. Maymún le comenta que viene de la antigüedad, de la Escuela de Alejandría y se compone sobre todo de opio, eléboro, jengibre, iris de Florencia, valeriana, acorus aromático, ruibarbo, potentilla, raiz de aristolochia, raiz de asarum, raiz de genciana, madera de aloe, canela de Ceylan, escila, díctamo de Creta, rosa roja, azafrán, champiñón de Paris, zumo de regaliz, extracto de acacia catechu, goma arábiga, mirra, olíbano, benjuí, carne de víbora, terra sigillata, betún de judea y otros ingredientes más.
Al cabo de una semana Saladino se cura y le queda tan agradecido a Benjamín que le instala en el palacio a cuerpo de rey.

Nuar al-Din, desde Siria le exige el pago de 200.000 dinares en pago del ejército de Shirkuh, que le puso en el sultanato de Egipto. Prepara el viaje hacia Damasco llevando 60.000 dinares, manufacturas egipcias, un burro, un elefante y joyas, entre ellas el diamante.

Saladino va a llevar el pago y le dice a Benjamín que le pida lo que quiera, que se lo concede.

Éste no pierde la ocasión y elige el diamante. De Alejandría sale una caravana hacia Damasco y otra más pequeña para coger un barco hacia Sicilia, los dos hombres se abrazan en la puerta de la ciudad y se despiden deseándose las mayores alegrías.
Benjamín llega a Tudela después de un año de viaje, abraza a su padre, le entrega los escritos que ha hecho durante el recorrido y el diamante de Saladino.
Este diamante aparecerá dentro de unos años en León, pero esa es, otra historia.

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