martes, 23 de agosto de 2011

RELATO EMPEZADO POR MATILDE ASENSI

“No podrán. Nadie podrá nunca.”, me dije observando el manuscrito. Por fin lo había terminado. Yo era la última persona viva que entendía aquellas ocultas palabras que encerraban el conocimiento secreto. Ahora, sólo quedaba esperar.

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